Cuando se habla de Antoni Gaudí y de Mies Van, hablamos del agua y del aceite. Ambos fueron excelentes arquitectos que quedaron marcados en la historia. No existe un arquitecto que no haya estudiado y admirados sus grandes diseños. Pero estos dos no son para nada parecidos.
Mies buscaba representar una nueva era de la modernidad, así que se enfocó en la búsqueda de nuevos materiales. Su arquitectura iba dirigida a crear espacios abiertos y sin obstáculos. Para él la modernidad era lo sencillo, que por cierto Le Corbusier tuvo influencia en su pensar. La falta de ornamentos es remplazada por composiciones rígidamente geométricas y en la elegancia presentada en los materiales. Los cuales en su mayoría eran el vidrio y hierro.
Pero Gaudí era todo lo contrario a esto. Para él la modernidad era una mezcla de los estilos históricos. Lo más importante para él era dejarse llevar por estos hasta alcanzar su estilo propio, cosa que logro. Encontró su inspiración en la naturaleza, las formas vivas, los animales y hasta en las leyendas. No puede faltar lo religioso en la arquitectura de Gaudi ya que el catolicismo influyo mucho en el y en sus diseños. Se encargaba que en todos sus diseños hubiera una parte de él.
Por lo que ambos arquitectos eran muy diferentes. Pero sin duda lograron un gran impacto en la arquitectura moderna. Lo que si tenían en común era que para ambos el uso del diseño geométrico era muy importante. Finalmente, abrieron nuevas puertas y maneras de ver la arquitectura. Demostraron que un diseño puede ser valioso con o sin ornamentos. Lo más que vale es la creatividad.
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